PARTICIPACION EN LA HUELGA GENERAL 20 DE NOVIEMBRE
Coordinadoras
Sindicales contra las Burocracias y los Partidos patronales: Corte en
Sante Fe y Azcuenaga: Por emergencia salarial - No al impuesto a las
ganancias - Basta de Precarización Laboral- Basta de Despidos - Pase a
Planta Permanente - 82% móvil de jubilación - No al ajuste en la
Educación Pública - Desprocesamiento a todas y todos los luchadores
obreros y populares - Contra las leyes antiterroristas - No al pago de
la Deuda Externa
NO AL GOBIERNO DEL AJUSTE Y LAS ART -
NI A LA PLAZA DEL OPORTUNISMO ELECTORAL
UNIRSE DEDE ABAJO, ORGANIZARSE COMBATIENDO
Ante
la dictadura del Capital y la complicidad eterna de las burocracias sindicales,
como clase trabajadora continuamos dando, en los últimos años claros ejemplos
de resistencia. Cada conflicto sectorial, cada elección de delegado o delegada,
cada comisión interna en lucha, cada fábrica recuperada con control obrero, son
trincheras donde las y los trabajadores resistimos el embate del capitalismo y
enfrentamos a los oportunistas, a los chupasangre, a los entregadores y a los
traidores burócratas de hoy y de siempre.
Entendemos
nuestras acciones de resistencia cotidiana como continuidad de una extensa y
heroica lucha de nuestra clase, no solo en la disputa económica con el Capital,
sino también en el esfuerzo indeclinable por dar forma, cuerpo y masividad a la
propuesta de liberación social tan necesaria y debatida incansablemente en
forma autónoma de los patrones, de los
partidos políticos y del Estado. Cada
lucha que apunta a debilitar al patrón, cada enfrentamiento contra el modelo
político y económico de la burguesía, cada pelea contra el avance de los
monopolios económicos amparados por el imperio, no son ni más ni menos que los
latidos de una clase trabajadora que sigue, herida, pero viva, resistiendo. Una
de las heridas con las que cargamos, son nuestros 30.000 compañeras y
compañeros detenidos desaparecidos, entre los cuales se encuentran cientos de
delegados, referentes y militantes de nuestra clase, y con cuyo proyecto social
y político por el que entregaron sus vidas es con el que hoy seguimos en deuda.
Herida abierta también los son el individualismo, el reformismo, el
apoliticismo, la fragmentación y dispersión de nuestras fuerzas, males que
avanzan y amenazan constantemente a la tan necesaria Unidad de las y los
trabajadores. Entendemos que, así como
el Capital y el Imperialismo son enemigos de los pueblos y sus trabajadores, lo
es también su cómplice histórico: la Burocracia. Sabemos
que hay un sindicalismo empresarial que está íntimamente consustanciado en el
ejercicio burocrático de sus estructuras y que su sustento económico depende
del capital concentrado y de las políticas que impone el imperio. Pero también
entendemos que la burocracia ha penetrado otras organizaciones políticas y
sindicales en cuyos ámbitos algunas de sus conducciones la han adoptado como
forma de vida, y que también se expresa en las defecciones a la hora de ponerse
al frente de los conflictos, o en algunas de las acciones sectarias de sus
bases. Entendemos por burocracia, no sólo la imposición de los “aparatos”, sino
también la expresión de un sindicalismo que se apoya en la superestructura, que
niega la participación de los trabajadores, y termina siendo polea de
transmisión de la confusión, la fragmentación y dispersión de nuestras fuerzas
para que las clases dominantes sigan ejerciendo su poder. A ello debemos oponerle un sindicalismo que
dispute el poder a la burguesía para construir el poder del Pueblo y su clase
Trabajadora. Un sindicalismo autónomo de los patrones, del Estado y de Todos los partidos políticos. Un
sindicalismo que encabece las luchas concretas en cada sector y fábrica, y las
enmarque en la más amplia propuesta de construcción de un sistema más
equitativo y justo en nuestro país, en nuestra América y en el mundo entero. En
este último modelo sindical nos identificamos. Un sindicalismo clasista y
antiimperialista. Un sindicalismo que disputa las herramientas de la clase
trabajadora, como lo son los sindicatos (la mayoría en manos de las
burocracias) para sumar fuerzas en la disputa económica y política, en defensa
de los intereses de las y los trabajadores. Un sindicalismo que se encuentra
con otras fuerzas en una constante unidad de acción, profundamente hermanado
con las organizaciones y movimientos que se proponen la liberación nacional y
social. Un sindicalismo que es participativo, democrático, asambleario y que se
proyecta en forma integral en la disputa de poder contra el Capital.
La
necesidad de estar a la altura de las circunstancias con el momento actual,
fuerza la necesidad de pensar y reprensar los marcos de Unidad como para que
estos no se vuelvan una mera apelación retórica sino una construcción evidente
que empiece a cambiar la correlación de fuerzas a favor de los trabajadores,
que somos aquellos a los que se nos enajenan las riquezas mismas que producimos
día a día.
A la lucha de cientos de militantes sindicales
que pelean por la elección de su delegado/a en el sector de trabajo y bregan
por la recuperación y democratización de sus gremios, se va volviendo urgente y como siempre
necesaria acompañarla con el levantamiento de las banderas de la solidaridad de
clase como único recurso posible para enfrentar las políticas de ajuste, saqueo
y exclusión que se nos imponen.
El capitalismo en serio,
promulgado por Cristina durante el verano y la sintonía fina, realmente vienen
a confirmar para quiénes son los privilegios y de qué lado de los intereses en
pugna está la
Presidenta. Por más maquillaje de falso nacionalismo
grandilocuente que intente, queda claro cuando viene a validar un impuestazo a
los sectores populares, así como también de la abnegada defensa de la burguesía
industrial en los organismos internacionales, como lo fue su reciente incentivo
y respaldo a Monsanto para que avance aún más, ahora colonizando
transgenicamente también nuestra Patagonia. Y así la descarada y
“revolucionaria” entrega y saqueo continúan. El ahora “progresista” pago de la Deuda Externa nos
sigue exprimiendo hasta lo que no tenemos, hipotecando nuestras vidas y la de
generaciones que vendrán. La multiplicación actual de los subsidios directos, o
a través de la compra de deuda privada, los techos salariales por paritarias,
el encajonamientos de la ley de repartos de ganancias, así como el
financiamiento a través de los salarios al sector privado, el sostenimiento del
valor de cambio y la inflación inherente a él que se paga con la depreciación
del salario real obrero, todo esto no impidió ni por un segundo sino que
fomentó la masificación de despidos, cierre de fabricas, decretazos salariales
por debajo del piso inflacionario con complicidad de las burocracias sindicales
y la suspensión de negociaciones colectivas paritarias. Y el gobierno como
guardián celoso de todo esto. No vaya a ser que se pierdan los márgenes de
acumulación que tan felices hicieron a los funcionarios políticos de turno, a
los nenes bien de la Cámpora y a los dirigentes sindicales corrompidos por los
beneficios del poder económico y político. Cada uno encontrando su simple o
extravagante felicidad, algunos en su descarado rol de empresarios sindicales a
favor del gran Capital concentrado, otros en su cómodo estilo de vida burgués alcanzado,
como otros que han conseguido saltar a sus jubilaciones de privilegio
entregando a manos de los partidos políticos de la burguesía los sueños y
anhelos de liberación que por años luchó y sigue luchando nuestra clase.
Pero todo esto, a lo que sumamos
la apuesta al gran capital para sostenerse, la monopolización de la producción
y concentración de la plusvalía, el subsidio a la pobreza y las superganancias
de los bancos y transnacionales, es que no se puede sostener tan impunemente
tanta mentira sin un costo político. Hoy nos favorece, una vez más, la unidad
de la superestructura: del gobierno, empresarios y burocracia sindical. Para
ver sin filtro alguno la verdadera cara de la continuidad de nuestra
dependencia económica y política a los intereses ajenos al pueblo y a su clase
trabajadora. Dicha unidad que se nos presenta en forma descarada para sostener
entre otros compromisos, los asumidos hace poco en la Declaración Final
del G20 firmada por Cristina sin vergüenza alguna. En la cual garantiza negocios
favorables para inversionistas extranjeros, su compromiso con el libre
comercio, la expansión de los mercados, su oposición a cualquier clase de
proteccionismo, y asume beneplacitamente las reglas de juego de la Organización Mundial
de Comercio. Mientras nuestras compañeras y compañeros pelean a destajo contra
las dirigencias que coparon los sindicatos hace décadas para entregarnos a
estas políticas humillantes, el gobierno, como siempre, los recibe y reconoce
como interlocutores validos de los trabajadores. Omitiendo que en este momento
histórico por fin hemos logrado separar gran parte de ellos de una vez por
todas del movimiento obrero organizado; y no hay historia alguna que no los
condene como traidores a los intereses de los trabajadores, parias de toda
solidaridad y misericordia a la hora de la condena popular,
y señalados por siempre como
entregadores de la vida de compañeras y compañeros luchadores, como el caso del
colaborador reconocido del Batallón 601 en la Dictadura Militar
última, Gerardo Martínez de la UOCRA con el que la presidenta se muestra en
cada acto en forma desafiante. La
bronca no se hace esperar. Algunos apretados por sus bases, por sus bolsillos o
por la intención de voto de su partido político en las próximas elecciones, se
ven obligados a poner la cara y definirse. La multiplicación de delegaciones
combativas y las respuestas represivas de la burocracia son solo los síntomas
del quiebre de un status quo gremial, en el que la dirigencia no es
representativa de nuestros intereses y que ya no se condice con el momento
histórico. La fractura de las centrales sindicales no deja más que expresar
esto. Mas allá de sus alineamientos
políticos, que claramente existen, la burocracia sindical, tanto de la CGT como
de la CTA, también entra en crisis cuando es en muchísimos casos desbordada por
sus propias bases. Se ven obligados por la depreciación objetiva del valor real
del salario obrero frente a la canasta básica, por la inequidad en el pago de
asignaciones familiares y los impuestazos. Como es el caso de la bronca
generada por el sostenimiento de impuestos que gravan como ganancia al salario
de un sector de los trabajadores mientras no se le cobra un peso de retenciones
a las empresas mineras, pesqueras, laboratorios y las que se asocian con la YPF
“estatizada”. Los impuestos no caminan en relación directa y pareja con los
márgenes de ganancia de las empresas. La reproducción de la precariedad laboral
llegando a niveles de explotación descarada con tercerizaciones, contratistas,
capataces y gerentes de la pobreza que sin descaro el gobierno “genera”, donde
los márgenes de rentabilidad obrera en la obra pública superan con creces los magrísimos
sueldos.
Del
propio Ministerio de Desarrollo Social y del Ministerio de Trabajo se promueven
puestos de trabajo estatal precario sin estabilidad laboral, sin cobertura
social alguna, sin contratación transparente desligándose la patronal de algún
compromiso en la relación laboral. Estos trabajadores también dieron el paso
organizativo y decidieron sindicalizarse
a pesar de la infame negación de los gremios de abrirles las puertas y darles
protección solidaria frente a la orfandad y crueldad del sistema. En fin, todo
esto lleva a una incomodidad que cuestiona el entreguismo de las burocracias en
un momento en que el poder contestatario de las masas va creciendo exponencialmente.
Sabemos que el ir encontrándonos y ganando confianza política sólo es posible
en la acción misma; y entendemos que este será un proceso lento, intenso pero
no menos importante y necesario.
En
ese sentido, y como primeros pasos nos proponemos convocar a la mayor cantidad
posible de compañeras y compañeros delegados, comisiones internas y sindicatos
en lucha para debatir en forma plenaria las acciones a encarar para potenciar nuestras resistencias sectoriales,
en una Coordinación mayor que nos permita visualizar nuestros reclamos y
articular con otras coordinadoras y corrientes sindicales las acciones
necesarias para enfrentar en conjunto las adversidades que se nos presentan.
Por
ello varias agrupaciones político sindicales, delegadas, delegados y comisiones
internas de distintos sindicatos y ramas de actividad, como estatales,
docentes, obreros de la construcción, cooperativistas, obreros industriales,
gráficos, judiciales, etc., abrimos
mediante este documento la construcción de un espacio sindical que aporte su
grano de arena en el esfuerzo de UNIDAD
DE LOS QUE LUCHAN y por la efectiva y concreta SOLIDARIDAD DE CLASE en la
recuperación de los gremios, en la presencia unitaria en los conflictos
sectoriales y en la intención decidida por CONQUISTAR
PARA EL MOVIMIENTO OBRERO UNA CONDUCCION REVOLUCIONARIA.
· Por la construcción de un movimiento obrero
clasista, combativo y antiimperialista
· Por el levantamiento de las banderas de la
solidaridad de clase que son las mas sublimes que hemos sabido construir los y
las trabajadoras
· Contra la precariedad laboral y la
tercerización
· Contra el impuesto a las ganancias que
gravan el salario obrero
· Por Emergencia Salarial - Contra el IVA en la canasta básica
·
Por la
reducción de la jornada de trabajo sin baja salarial – Contra la Desocupación
·
Por
aumento general de salarios y jubilaciones
·
Contra
los despidos
·
Por
mejores condiciones de trabajo
·
Contra la
represión
·
Por la
libertad y democracia sindical
·
Por la
libertad y el desprocesamiento de todas y
todos los luchadores obreros y populares
“No debe quedar en todo el país una comisión interna, un sindicato, una
regional adicta al colaboracionismo.
No basta con poner un sindicato o un gremio en pie de lucha por la
liberación nacional, hay que coordinar su acción con otros gremios y con su
regional. Y si esa regional está en manos del colaboracionismo, hay que
sacársela o crear otra, hay que autoconvocarse…Para que sea verdad lo que se
dijo en el congreso normalizador: que aquí se acabó la hora de lo dirigentes, y
empezó la hora de los militantes, la hora del pueblo argentino. “ (CGT de los
Argentinos )
SOLO
EL PUEBLO SALVARA AL PUEBLO