UNA HISTORIA DE LUCHA ENTRE OPRESORES
Y OPRIMIDOS EN NUESTRAS TIERRAS
Nuevamente aparece
en la escena evidenciada, el arma de dominación económica que ha sometido a
nuestros pueblos en estas tierras australes desde que hemos pretendido
liberarnos de la Corona Española e inglesa hasta nuestros días, en una etapa,
hoy, de mayor concentración del capitalismo financiero internacional. Desde aquellos
primeros empréstitos que tomara la primer presidencia de una Republica liberal
burguesa que traicionaba los esfuerzos emancipatorios de la Revolución de Mayo
en el siglo XIX; desde aquella ilegitimidad del endeudamiento, que los
unitarios cipayos de los intereses foráneos de ayer y hoy, manteniendo eternamente
como grillete esclavista nuestros esfuerzos productivos y el saqueo de nuestros
bienes naturales para sostener las burguesías de la gran metrópolis; siempre en
franca traición y mentira al Pueblo, con golpes de estado o en democracias con
golpes financieros; estas pocas familias parásitas oligárquicas han podido
continuar, y hoy ellos mismos retomar, el control directo del Estado Nacional, debido
a que ningún gobierno ni de facto ni democrático progresista de esta Republica
liberal burguesa caduca y rancia, sostenida por la democracia representativa en
la que el Pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus “representantes”,
no solo, no han dejado de pagar serialmente, la ilegítima e ilegal Deuda
Externa argentina, sino que menos aún se han propuesto salirse del sistema
capitalista que la promueve.
EL FMI NUNCA SE FUE PORQUE
NUNCA DESTERRAMOS AL SISTEMA QUE LO SOSTIENE
Convocatoria
Segunda Independencia había alertado luego de la crisis financiera ocasionada
por Wall Street en EEUU el 2008, que la oligarquía internacional capitalista
financiera, es decir las viejas familias banqueras históricas, se disponían a
iniciar el camino hacia la imposición de un Nuevo Orden Mundial. Nuevo Orden Mundial
que intenta imponer con la guerra de rapiña imperial un Gobierno Global, en el
cual el viejo Dinero define el fin del neoliberalismo y junto con él a los
nuevos ricos que se habían entusiasmado robando en la timba financiera a sus
propios pueblos desde 1980 al 2010. Nuestra organización alertaba, y alerta, que
en el 2010 se firmó un gran fideicomiso (el llamado “armisticio del agua”, y
con la intención, cual gran aspiradora de capitales, provocar la falta de
liquidez a nivel global en una instancia imperial de mayor concentración
capitalista).
Convocatoria
Segunda Independencia reafirma la necesaria organización política
revolucionaria para enfrentar, no a una variante del sistema sino al sistema
capitalista en general como la causa científica concreta de hambre, desempleo,
guerra y muerte que lleva implícito este sistema de opresión mundial. “PELEAMOS
CONTRA EL SISTEMA, NO CONTRA UNA DE SUS VARIANTES; NO HAY CAPITALISMO
HUMANIZADO, NO HAY LUCHA ANTIMPERIALISTA SINO ES AL MISMO TIEMPO ANTICAPITALISTA”
EVOLUCIÓN
DE LA DEUDA EXTERNA ARGENTINA
Entendiendo por
deuda externa a la suma de las obligaciones que tiene un país con respecto de
otros, que se componen de deuda pública, es decir, la contraída por el Estado,
y deuda privada, que es aquella que contraen los particulares en el exterior;
podremos observar que el origen de la deuda externa argentina se remonta a los
primeros empréstitos del SXIX. Podemos considerar nuestro proceso de
endeudamiento desde el préstamo polémico contraído en 1824 bajo el gobierno de
Martín Rodríguez a la Baring Brother, pasando por los empréstitos de principio
del SXX. Luego el obsceno incremento de la deuda en la dictadura militar, y más
tarde la estatización de la deuda privada, los endeudamientos en plenas
democracias, hasta la continuidad de los pagos seriales de las mismas en
gobiernos progresistas, hasta nuestros días; que como hilo histórico también
podemos superponer al desarrollo del endeudamiento del pueblo argentino, todos
los avances y retrocesos en los niveles de conciencia emancipatoria de clase
que se han alcanzado por momentos para resistir, en otros para combatir la
opresión capitalista imperial.
Primera
etapa: Los empréstitos del SXIX
En primer lugar
podemos indicar una primera etapa, con
los empréstitos del SXIX, que nos arroja los primeros datos de
endeudamiento ya por el año 1818, a través de banqueros instalados en Buenos
Aires, y que lograran una relación con banqueros ingleses para un empréstito
con el fin de la construcción del puerto, crear un Banco Nacional, etc. Será el
gobernador de Buenos Aires, en 1924, Martín Rodríguez quien, junto con su
Ministro de Hacienda Bernardino Rivadavia, firmarán en Londres las sumas que deberemos
de allí en más a la casa Baring Brother & Co., por un millón de libras
esterlinas. De dicho monto solo llegaron
a Buenos Aires, casi 100.000
libras en oro, el resto quedó en el camino, entre gastos
de anualidades de los banqueros e intermediarios privados. La garantía del
empréstito, fue ni más ni menos, que las propias tierras de la provincia de
Buenos Aires, las cuales fueron ofrecidas por Rivadavia con todo descaro, el
mismo que mas tarde elevaría dicha garantía afectando a tierras públicas de la
Nación.
Esta fue la
primera piedra en los cimientos de una cultura de negociación en base a la
entrega y a la dependencia externa que asumieron los gobernantes de turno,
salvo pocas excepciones. Estos mezquinos intereses políticos y económicos, nos
condenaban al destino de ser colonia y economía satélite proveedora de las
grandes potencias, a las que someterían a decenas de generaciones de
argentinos, nativos o por opción, las elites gobernantes en íntima connivencia
con intereses privados extranjerizantes. De allí en adelante solo veremos el
perfeccionamiento de distintos instrumentos financieros y legales (o ilegales)
para garantizar ganancias a unos pocos empresarios, la gobernabilidad fugaz de
la casta política, pero sobre todo para el diseño y la arquitectura de las
instituciones de un país sirviendo a la geopolítica mundial dirigida por un par
de potencias que caminaban su transición del mercantilismo hacia la acumulación
capitalista.
Podemos nombrar algunos pocos intentos honrosos en
aquellos años, como el gobierno de Rosas, quien intentara cancelar deuda y tuviera
que soportar dos bloqueos comerciales por demorar los pagos a mediado de 1800.
La suma de la deuda externa alcanzaba por esos años casi dos millones y medio
de libras. Con la intención de Rosas de cancelar la deuda, y el anhelo popular
por la emancipación de la usura internacional, se diseña un eslabón más en la
cadena de dependencia económica y financiera. Así como el SXIX nos deja
endeudados, con la cultura de la negociación financiera en base a la entrega y
la dependencia externa; al inicio del SXX se diseñarían los mecanismos para
garantizar los anhelos colonizadores, que ya expresara Canning a Lord Granville a principio del siglo
anterior: “Los hechos están ejecutados, la cuña esta impelida. Hispanoamérica
es libre y si nosotros sentamos rectamente nuestros negocios ella será inglesa”[1].
Habiendo fracasado el intento de invadirnos, los ingleses proponen un mecanismo
más sutil de dominación, que fue tomado como oportunidad para los gobiernos de
principio del SXX.
En el informe de
1881, del Dr. Agote, Presidente del Crédito Público Nacional, la deuda externa argentina se estimó en 4.800.000 libras;
y a través de un nuevo mecanismo de Refinanciación, para luego cancelar la deuda en 1903. Un
procedimiento poco transparente, en el cual pagamos deuda con más deuda, en
sumas dudosas en su verdadero monto comprobable, y que será el segundo pilar de
la arquitectura del endeudamiento externo argentino. A partir de allí, los empréstitos fueron
descaradamente utilizados como herramienta de control externo del sistema
financiero argentino; “los objetivos, fueron como ocurre en la actualidad,
seguir endeudándose para pagar deuda”.[2]
En esa espiral
ascendente especulativa en al que ingresaba el país en mano de la usura
internacional, y los intereses privados extranjerizantes, se llega, en la
presidencia de Juárez Celman, a un punto de crisis insostenible que genera la
conocida revolución radical, que pone en el gobierno nacional al Dr. Carlos
Pellegrini. Los intentos del gobierno radical por rescatar de la quiebra al
Banco Nacional, al Banco Hipotecario y al Municipal, no eran suficientes; y
menos aún, luego de la decisión de girar a Londres los montos de nuevos créditos
obtenidos para el rescate de la Baring. Ya diría cómodo con la idea de ser
parte de la Europa pujante, y casi orgulloso de la situación, el Vicepresidente
Roca: “Desde el punto de vista económico somos una parte integrante del imperio
británico”[3].
Al finalizar el
SXIX la deuda externa argentina ascendía a 884.222.743 pesos m/n.
Segunda
etapa: Los empréstitos del SXX y el nuevo orden mundial de Breton Woods
Con el gobierno de
Irigoyen, en 1916, el concepto de la finalidad del endeudamiento cambia, y el
crédito se destina a la inversión en el desarrollo nacional en áreas
estratégicas como la explotación de petróleo, la creación de la marina mercante
de bandera nacional y un Banco Agrario, para incentivar la producción nacional.
El senado opositor truncó la propuesta del Ejecutivo, y la única empresa
estatal que surgió de este proceso, excepcional al concepto conservador sobre
el manejo de la deuda, fue la creación de YPF (Yacimientos Petrolíferos
Fiscales).
La política de austeridad
de Irigoyen respecto del endeudamiento externo, concluirá con el advenimiento
de Alvear al gobierno, para volver a poner al país en la senda anterior. Su
gobierno aumentará la deuda externa a un poco más de mil millones de pesos m/n,
cuadruplicándola. Con la tradición conservadora respecto del tratamiento de la
deuda , llegamos a 1933, para mencionar entre tantas ventajas de esta política
para las empresas extranjeras, al vergonzante Tratado Roca-Runciman. En dicho
tratado, a parte de las cláusulas secretas que instaban al gobierno nacional a
sancionar leyes favorables para la apertura de la economía nacional al capital británico,
y para garantizar el monopolio ingle sobre el transporte; se creaba el Banco
Central de la República Argentina con preeminencia de capitales ingleses, y se obligaba
a nuestro país a comerciar el 85% de nuestras carnes para exportación a través
de frigoríficos ingleses, y luego destinar el valor recaudado por las
exportaciones al pago de los servicios de la deuda pública externa argentina.
En este marco de
vergüenza política la voz del “Fiscal de la Patria”, don Lisandro de la Torre,
denunciará el entramado de convivencia corrupta entre los empresarios ingleses
y el gobierno nacional. En 1935 levantará su voz en el Senado de la Nación, a pesar
de las amenazas del gobierno de A. P. Justo, para denunciar que: `”el gobierno inglés le dice al gobierno argentino - no le permito que fomente la organización
de compañías que le hagan competencia a los frigoríficos extranjeros-. En esas
condiciones no podría decirse que la Argentina se haya convertido en un dominio
británico, porque Inglaterra no se toma la libertad de imponer a los dominios
británicos semejantes humillaciones.” El
nuevo Banco Central, con autonomía de los gobiernos nacionales y bajo control
en más del 50% por bancos extranjeros, pasó a ser el nuevo agente financiero de
la Republica. Seguíamos sumando más casos de estafa a la Nación, entre
banqueros y políticos de turno. Una constante en la historia de la deuda pública
argentina. Para 1936 la deuda externa ascendía un poco más de mil doscientos
millones de pesos, y la deuda interna en 1937 la duplicaba ampliamente. Toda
esta década, desde el golpe en 1930
a Irigoyen hasta el golpe de 1943, es el periodo de dependencia
económica y entrega de soberanía nacional, que se hizo conocido como la Década
infame.
En los primeros veinte años del SXX, y dejando atrás la
Primera Guerra Mundial, el Reino Unido comienza un proceso de retroceso como
potencia hegemónica en la economía mundial, y particularmente en América Latina.
Comienza el proceso de expansión económica de EEUU. Los acuerdos
internacionales de ambas potencias, como aliados en las guerras mundiales, repartiéndose
la administración de sus “colonias”, y beneficiándose con la caída de la bolsa
de Nueva York, en 1929, que provocara la Gran Depresión; sumerge, en los años
´30, en una crisis profunda a toda Europa, y los capitales estadounidenses asumen una
agresividad comercial para la expansión de su economía mientras los demás mercados
se contraían. Para cuando EEUU ingresa, en 1941, a la Segunda Guerra
Mundial, éste comienza a presionar a las supuestas colonias para su
alineamiento en la contienda. En nuestro país todo estaba preparado para una
pronta y afirmativa respuesta a la nueva potencia mundial, de la que comenzábamos
a depender económicamente. Era impensada una respuesta negativa al sometimiento
de la voluntad de las potencias aliadas, sobre la incorporación en la guerra de
nuestro país (al ser pensada Argentina,
por el resto de los Estados, como colonia inglesa con capitales estadounidenses
condicionando sus decisiones soberanas). Pero, un par de años antes del desenlace
a favor de los aliados de la Segunda Guerra Mundial, y previo al diseño del
nuevo sistema económico y financiero mundial liberal, con supremacía
estadounidense en el Sistema de Breton Woods; el golpe de 1943 en nuestro país
vino a desilusionar al nuevo gigante imperial y capitalista surgido en la
escena mundial de posguerra.
Argentina mantuvo su neutralidad de ingresar a la Guerra, y
con la llegada de Perón al gobierno, en 1945, éste da un giro en las relaciones
internacionales y diseña un modelo económico y político dirigido a alcanzar la
soberanía política e independencia económica con justicia social. Perón,
nacionaliza el Banco Central, los ferrocarriles, las empresas de gas y teléfonos,
y varias áreas estratégicas para tomar el control de la economía e invertir en
la producción nacional. Argentina no se adherirá al Fondo Monetario Internacional,
que se crea junto con el Banco Mundial, en julio de 1944 en Breton Woods; con
el cual, entre otros tantos instrumentos para el nuevo orden económico mundial
de posguerra, se propone al dólar como patrón monetario global.
Todo ello provoca la reacción del nuevo imperio
estadounidense, y éste aplicará un bloqueo a la Argentina, que durara desde 1945 a 1952. La deuda
externa que Argentina tenía con EEUU e Inglaterra para 1946 era de 2.000 y 3500
millones de dólares respectivamente. Al necesitar de importaciones, se le
permite a nuestro país comprarle a EEUU con libras bloqueadas por Inglaterra,
que más tarde, ésta última, decretará la inconvertibilidad de su moneda,
pasando nuestro país a ser deudor exclusivo de EEUU.
En aquellos años nuestro Ministro de Hacienda expresará en
el Consejo Económico y Social: “Sobre el dinero bloqueado el país no cobraba un
solo centavo de interés, pero para disimular su emisor se emitían bonos de congelación
y se pagaba interés. Yo he sacado como consecuencia que los ingleses con gran
habilidad, nos cobraban interés con el dinero que nos debían”.[4] En la primera presidencia de Perón,
por primera vez nuestro país inicia un proceso de desendeudamiento, que concluye
en 1952 con la cancelación de la deuda externa argentina. Alivio y festejo que
nos dura unos pocos años hasta el golpe de 1955.
La potencia mundial
hegemónica estadounidense, se propone truncar el proceso emancipatorio
argentino, y acompaña y financia el golpe de 1955, con el cual se garantizará más
tarde el ingreso de nuestro país al FMI; la renegociación de los acuerdos
firmados con un nuevo actor financiero internacional: el Club de Paris; y la
inversión de capitales externos con el objeto del control, extracción y
explotación de nuestros recursos naturales (como por ejemplo el petróleo, el
aluminio y otros minerales). “En Aluar se produce uno de los primeros casos de
cuantioso endeudamiento privado que será asumido por el Estado”[5],
en plena dictadura de Onganía.
Argentina estaba
nuevamente en el concierto de las colonias del imperio norteamericano, no
habiéndose decidido a salirse del sistema capitalista, se inserta como
proveedora y asistente de los antojos de acumulación de riquezas del bloque
occidental en plena guerra fría contra la URSS. La oveja descarriada vuelve al
rebaño, y retoma las recetas conservadoras de endeudamiento externo y pago
serial a sus dueños.
Previo al golpe
militar de 1976, la deuda ascendía a 7.500 millones de dólares, y se utilizó a
las empresas estatales para tercerizar el pedido de crédito externo, llevándolas
por un lado a la bancarrota, para luego privatizarlas. “Así se endeudaron la Comisión
Nacional de Energía Atómica, Agua y Energía, YPF, aerolíneas Argentinas, y una
larga lista de empresas públicas más importantes, con matices verdaderamente escandalosos.
Pero debemos consignar que era un endeudamiento nominal, porque los dólares
iban a parar al Banco Central en todos los casos. Las empresas eran
prestatarias del crédito externo, pero no eran usurarias ni usufructuarias de
dicho crédito.”[6]
Tercera
etapa: La última dictadura militar y la estatización de las deudas privadas.
Mayor dependencia y acelerado endeudamiento del país
Esta etapa, no
solo dolorosa y repudiada por las
mayorías populares de nuestro país en lo político y social, sino también en
ella, se da origen a las características de la actual dependencia nacional respecto
al problema del eterno endeudamiento y sometimiento económico; todo esto no
antes con el Plan de aniquilamiento a las organizaciones revolucionarias que
estuvieron a la altura del combate, contra un enemigo decidido a arrasar con lo
que quedara de resistencia al sistema capitalista en América Latina.
En esta etapa
toman protagonismo los famosos “petrodólares”, que se originaban de la venta de
barriles de petróleo (los cuales no
paraban de incrementar su valor en el mercado internacional), y aseguraban
fluida y rebosante liquidez a los bancos estadounidenses y europeos. El crédito fácil para los países
subdesarrollados, fue como la miel para las moscas: irresistible. El
endeudamiento crecía sin control alguno, y la especulación financiera internacional
se expandía sin barreras legales a nivel internacional (como sigue ocurriendo
hasta el día de hoy). Es la etapa de
esplendor del Ministro de Economía, el Dr. José A. Martínez de Hoz, de los
“felices momentos” de viajes y electrodomésticos modernos gracias a la “plata
dulce” y del “dólar barato”. También, de la famosa tablita que garantizaba la
burbuja especulativa, que sobrevaluaba al peso e intentaba frenar a la inflación.
Hasta que la burbuja explotó, y la cruel realidad dejó al descubierto las
exuberantes deudas de las empresas privadas (incluidas las sucursales en
Argentina de las multinacionales); y hacia
fines de 1980, principios de 1981, la dictadura militar no tuvo mejor idea,
para garantizarse su continuidad, que estatizar toda la deuda privada. Lo cual,
ya sabemos que no les alcanzó, y para sostener la gobernabilidad no tuvieron
mejor idea que jugar con la vida de cientos de jóvenes y con el sentimiento
nacional de todo el Pueblo. Para sostener el saqueo, la mentira y la muerte,
nos embarcaron irresponsable y asesinamente en la Guerra de Malvinas;
exponiendo, a su vez el conflicto a la posible y luego concreta derrota que nos
alejaría aún más del objetivo, que seguimos manteniendo, por recuperar nuestras
islas como parte del territorio nacional argentino.
Esta nueva estafa
a la Nación, motivó la investigación del periodista Alejandro Olmos Gaona, que
luego en 1982 hiciera efectiva una denuncia penal, la cual analizaba el
endeudamiento externo durante la dictadura militar. Se centraba en los tres
pilares de la política económica de Martínez de Hoz: “la reforma financiera y
la pauta cambiaria (devaluación progresiva del peso), la apertura económica y
la desindustrialización, y el desmantelamiento estatal y la represión de la
resistencia”[7]. Todo ello se garantizó
con la modificación de las leyes, para disfrazar de legal los procedimientos ilegítimos.
El juez Ballestero dictaminará, sobre
dicha causa en el año 2000, que ante el escandaloso y arbitrario desmanejo, y la
dudosa connivencia entre el Gobierno y empresarios privados en negocios
desfavorables para la Nación, el archivo de la causa no impediría una
Investigación necesaria a ser realizada por el Honorable Congreso de la Nacional
a fin de evaluar las consecuencias, y determinar la responsabilidad política de
los actores involucrados en el endeudamiento externo argentino (en estos
términos el juez remite la causa al Congreso Nacional; donde allí es cajoneada
hasta el día de hoy).
Cuarta
etapa: La vuelta a la democracia, y una desilusión y traición tras otra
Debemos decir que
cuando el Dr. Raúl Alfonsín asume en 1983, y con la sanción de la ley 23.062
que establece que todas las normas jurídicas y actos administrativos emanados
de las autoridades de factos carecen de validez jurídica, se inicia un proceso
de investigación del endeudamiento en la última dictadura militar, ordenada por
el Juez Ballesteros, y que con muchas dificultades llevan a delante expertos
del Banco Central. Dicha investigación expone conclusiones vergonzosas, y que
lamentable hasta el día de hoy no se ha tenido la voluntad y decisión política
de sancionar a los responsables, internos como foráneos, de la gran estafa
nacional y financistas de la última dictadura genocida militar.
Según dicha
investigación, algunos de los mecanismos, ilegales e ilegítimos, utilizados
para multiplicar la deuda externa argentina en aquellos años, fueron:
- Anomalías en la concertación de seguros de cambio
- Autoprestamos (ej. en: Fiat, Suchard, Reanult Argentina, Selva Oil, etc.)
- Aportes de capital disfrazados de préstamos financieros
- Sobrefacturación y abultamiento de la deuda (ej. en: Parques Interama, Cogasco S.A.)[8]
Con la llegada del
presidente Menem (la duda externa estaba en 63 mil millones de dólares), su
Ministro de Economía, el Dr. Domingo Cavallo, comenzó una campaña de intenso
desprestigio a las dependencias y empresas estatales, la cual alcanzó también
al Banco Central. Desprestigiado y apuntado por la desconfianza en sus informes
y estadísticas, Cavallo propone que no sea el Banco Central el agente que
maneje la deuda privada, y opta por el City Bank para ello. Es decir, pone en
manos de la banca estadounidense a determinar cuánto se le debe al sector
privado internacional y los invita a ser parte de la fiesta. En este sentido,
de grandes negociados y connivencia entre banqueros privados, EEUU y el
gobierno nacional, es que se diseña el Plan Brady, que consistió, a grandes
rasgos, en la refinanciación de la deuda que el Gobierno Nacional tenia con los
grandes bancos extranjeros, principalmente norteamericanos ( de hecho, el
programa lleva el nombre del Secretario del Tesoro de EEUU, Nicolás Brady).
Claro que el plan favoreció ampliamente a los banqueros y al propio EEUU, y
significó una nueva estafa a la Nación Argentina. En ese momento, en 1992, la
deuda ascendía a 70 mil millones de dólares, de los cuales 30 mil millones
correspondían a la deuda a bancos estadounidenses y europeos.
Con el Plan Brady, y al abrirse para el país
los mercados financieros, aparecen, en nuestra telenovela dramática y eterna
sobre el endeudamiento externo argentino, nuevos actores internacionales que
verán al endeble sistema financiero nacional como la gallina de los huevos de
oro para sus negocios: los fondos de inversión, internos y externos. Estos últimos, junto con los organismos
internacionales, desplazaran de la escena financiera a los conocidos bancos comerciales,
y pretenderán manejar ampliamente el mercado financiero. Si algo faltaba para entregar nuestra matriz económica y financiera, el
menemismo también avanzó en dirección a la privatización del sistema
previsional, que le ocasionó al Tesoro la merma en la recaudación a partir de
1994 (que en seis años significaban unos 24mil millones de peos). La situación
se tornaba insostenible. Al mermar los créditos por la crisis financiera rusa,
y al no poder asumir los compromisos de deuda, el sistema colapsa; y hacia
fines del año 2000 el gobierno debe decidir por tres alternativas: “a) obtener
nuevos créditos de organismos internacionales, b) plantear una “espera” a los
acreedores, o c) negociar una “quita” del principal interés y/o intereses.”[9]
Menem deja el gobierno con una deuda
externa incrementada en 190 mil millones de dólares.
Las opciones
políticas debieron esperar a la asunción del gobierno siguiente del Presidente
De la Rua; cuyo ministro de Economía, Machinea, optó por el pedido de nuevos
créditos a los organismos internacionales a través de la propuesta del Blindaje financiero. Ante el fracaso
del blindaje, más tarde, y con la vuelta de Cavallo como Ministro de Economía,
se intenta la propuesta para negociar una espera y/o una quita con el famoso Megacanje, en mayo del 2001. Con el
Megacanje se intenta ganar tiempo cambiando bonos de corto plazo a largo plazo;
pero era solo un paliativo. Ante la crisis financiera provocada por el
desfinanciamiento y la apertura desmedida de los años ´90, Argentina entra
inevitablemente en default. Vale
citar que por estas maniobras se ha perjudicado una vez más a la Nación, y que
por ello están denunciados Roque Fernandez (Ministro de Economía 1996/1999),
Domingo Cavallo (Ministro de Economía 1989/1991 – 1991/1996 – marzo/diciembre
2001) y Daniel Marx (Secretario de Finanzas del Ministerio de Economía –
1999/2001).
El caos económico
y social era general, ocasionado por decisiones políticas desastrosas, que
llevaron a consecuencias como: “el derrumbe del sistema financiero con la
consecuente desaparición del crédito, las restricciones a la utilización de
depósitos bancarios (“corralito” y
“corralón”) y la caída de demanda motivada por el deterioro del poder
adquisitivo de la población a consecuencia de la inflación.”[10]
Ante
la renuncia de De la Rúa, el anuncio sobre la insolvencia argentina para hacer
frente a su deuda externa, lo realiza frente a la Asamblea Legislativa, el
nuevo y por poco tiempo presidente (desde 23 al 30 de diciembre del 2001), el ex-gobernador
de la provincia de San Luis, Adolfo
Rodriguez Saá.
En 2003, luego de
5 presidentes que seguía llevándose puesto la resistencia popular en los
piquetes sostenidos durante una década, asume la presidencia de la Nación,
Néstor Kirchner; quien intentará modificar la actitud conservadora y sumisa
frente a los acreedores externos, y diseña una propuesta de reestructuración
para alcanzar una “espera” en el pago y una “quita” de la deuda. Con el Canje
del año 2005, se reestructura el 76% del total de la deuda (unos 78 mil
millones de dólares sobre un total de 102mil millones); se obtiene una quita
del 55% (sin contar los 24mil millones que no deciden ingresar a la
reestructuración – el gobierno habla de una quita del 66% como si nunca fuera a
pagar este monto que queda por fuera, y que luego se presenta en la escena con
el litigio “Griesa-Buitres contra el Estado argentino”); el pago de intereses
se reduce al 10% de las exportaciones en esos años; y por último se define que
el 37% de los pasivos de la deuda pasen a moneda nacional (para disminuir la
dependencia de las divisas extranjeras).
En este logro
financiero, que significa un ordenamiento del caos frente a la crisis
financiera nacional previo al default, podemos decir que el pago al FMI tuvo un
contenido y mensaje más político que económico, ya que al cancelar la deuda con
dicho organismo internacional, ésta significaba sólo el 7% de la misma. Este
gesto audaz político buscó recuperar confianza en el sistema financiero
argentino, tan vapuleado en las últimas décadas.
A la distancia, y
habiendo pasado tiempo de aquella propuesta de reestructuración, anunciada con
pompas y platillos, y con toda la emoción popular por la supuesta “emancipación”
del FMI; se incia el Canje del 2005, y es presentado como un logro el serial
pago de deuda odiosa e ilegítima, sobre todo como retórica política para poder
afianzar el sentimiento nacional (que junto con el NO AL ALCA que pudiera
conseguir la movilización popular, encendían rebeldías). Gran parte de ello
garantizó al gobierno el apoyo con el que no había llegado mediante las
elecciones, y poder tener mayor maniobra en las decisiones políticas, recuperar
confianza en el sistema financiero interno, y garantizar solvencia para la contención
de las necesidades sociales más urgentes, y tiempo para poder apostar al
consumo interno. Pero lejos se estuvo de cambiar radicalmente la matriz
agroexportadora extractivista y usurera dependiente del pago de una deuda
externa, en su mayoría ilegal e ilegítima, que todavía espera por la sanción a
los responsables del daño y traición a la Patria. La deuda externa no solo no
ha disminuido con el canje del 2005, sino que en esos años también seguía
incrementándose.[11]
Allí, ya indicábamos que no alcanzaba
con las valiosas e importantes exaltaciones retóricas patrióticas, frente a la
agresión de los “Fondos Buitres” que han encontrado acogida en el estadounidense
Juez Thomas Griesa; pero no son mucho menos “Buitres” los administradores de
ese 93% de los bonistas (más allá de los pequeños inversionistas que allí
depositan su confianza y futuro) a los que seguimos pagando; ni tampoco son
inocentes los autodenominados acreedores del “Club de París”; o los reclamantes
ante el CIADI, que ya habíamos pagado; o el FMI, al que oportunamente se le
liquidara el monto demandado; sin anunciar y decidir nuestro retiro como
miembros integrantes de dicho organismo internacional.
Estas son las reglas del “libre
mercado” capitalistas; esas mismas reglas son las que nos someten a los
intereses de REPSOL, de CHEVRON, BARRICK GOLD, Pan American Energy, Monsanto y
tantas otras denominadas “inversiones productivas”. Ellas son, en realidad,
manifestaciones del actual capitalismo extractivista que, junto a estas
muestras brutales del capital financiero, nos integran al sistema mundial
dominado por el Imperialismo.
Es por eso que tenemos que levantar
las banderas de una acción antiimperialista y anticapitalista, en el camino de
retomar la consigna: LIBERACION o DEPENDENCIA.
Ciertamente, el gobierno kirchnerista
no fue el principal tomador de esta deuda, pero sí es responsable de haber
convalidado los reclamos, alimentando a diferentes “buitres”, como los
mencionados, y no haber avanzado por otros caminos decididos para la Defensa
Nacional y para mayor Independencia económica del Capital, cuando la energía
puesta por el pueblo en la calle en el 2001 había creado condiciones para
hacerlo.
Nunca
dejamos de pagar esta deuda, y la pagamos –como alguna vez proclamó Avellaneda-
sobre el hambre y el sudor de los argentinos; la pagamos con desocupación y
precarización, con la destrucción y liquidación de las empresas del Estado, con
la degradación de la educación y la salud pública, con la continuidad de las
privatizadas, etc.
La deuda externa en democracia no disminuye, muy por el contrario, no deja de crecer. Desde 1983 se han pagado US$ 220.000 millones y se deben US$ 178.000 millones. La deuda con los organismos financieros nunca se dejó de pagar, más aún, con la salida de la convertibilidad, el Estado no ha hecho otra cosa que abonar y tomar nueva deuda. Entre el 2001 y el 2009, ascendió de 140.000 a los 178.000 millones. El pago de los intereses para el 2004 rondó los 5.000 millones de dólares, y en 2010 hizo falta el triple, otros 15.000 millones de dólares. Hay pagos programados hasta el año 2041.
La deuda externa en democracia no disminuye, muy por el contrario, no deja de crecer. Desde 1983 se han pagado US$ 220.000 millones y se deben US$ 178.000 millones. La deuda con los organismos financieros nunca se dejó de pagar, más aún, con la salida de la convertibilidad, el Estado no ha hecho otra cosa que abonar y tomar nueva deuda. Entre el 2001 y el 2009, ascendió de 140.000 a los 178.000 millones. El pago de los intereses para el 2004 rondó los 5.000 millones de dólares, y en 2010 hizo falta el triple, otros 15.000 millones de dólares. Hay pagos programados hasta el año 2041.
El
denominado Fondo del Bicentenario fue implementado por el Gobierno nacional kirchnerista
a través del DNU 2010/09 a fin de garantizar y eventualmente pagar con reservas
disponibles servicios de la deuda externa: la suma de 6.569 millones de
dólares, discriminados en 2.187 millones destinados al pago de deuda con
organismos multilaterales y 4.382 millones para cancelar deuda con acreedores
privados. Reconociendo en sus exposiciones motivos que también persiguen ganar
la confianza de los mercados internacionales y salir a tomar nueva deuda. Tener
disponible en el Tesoro Nacional ese fondo, sin que sea necesario esperar la
recaudación prevista en la Ley de Presupuesto, permitía al Gobierno nacional
abaratar el costo financiero. En otras palabras: lograr nuevos créditos con una
tasa de interés anual del 5 % en lugar del 14 % que venía pagando la Argentina.
El artículo
quinto subraya que "la operación de crédito público necesaria para la
constitución del Fondo del Desendeudamiento Argentino es una de las operaciones
incluidas dentro de la autorización otorgada por el artículo 43 de la Ley
26.546" (Ley de Presupuesto). A su vez, el Decreto 297 dispuso la
cancelación de la totalidad de los vencimientos de capital e intereses con
organismos financieros internacionales hasta la suma de 2.187 millones de
dólares; y en cumplimiento del mismo el Banco Central transfiere a cuentas del
Tesoro Nacional dicho monto. La reacción de la oposición fue inmediata y provocó
una nueva medida “suspensiva” del DNU por parte de la Jueza en lo Contencioso
Administrativo Rodríguez Vidal.
La confrontación política desatada en todos los terrenos: parlamentario, judicial y mediático se convierte en una cortina de humo que no permite advertir cuáles son los intereses en juego.[12]
La confrontación política desatada en todos los terrenos: parlamentario, judicial y mediático se convierte en una cortina de humo que no permite advertir cuáles son los intereses en juego.[12]
Habría que
recordar que el endeudamiento de nuestro país en las últimas décadas ha
registrado dos hitos fundamentales: aumento de un 364 % en la dictadura, y de
un 123 % durante el menemismo. Los resultados están a la vista. De las 500
empresas más importantes, dos tercios son extranjeras. Controlan el 69 por ciento
de la producción, el 70 por ciento de las exportaciones y el 84 por ciento de
las ganancias. De las 30 empresas líderes, sólo 5, son nativas. En la cúpula
patronal del bloque dominante, el 82 por ciento, está integrada por firmas
extranjeras o empresas argentinas multinacionales. Todas las estructuras
operativas y administrativas del Estado Nacional fueron diseñadas en los años
´90, y hoy perduran. Perdura la regresividad de la distribución del Ingreso,
sigue sin poder alcanzar porcentajes significativos la participación de la
clase trabajadora en el PBI.
No se ha
avanzado lo necesario en el gobierno kirchnerista, para hoy no quedar
desprotegidos frente este nuevo y cruento embate del Imperio; habiendo contado con
el empuje económico y político en la región acompañado por gobiernos populares
y en algunos casos decididos a encaminarse hacia el Socialismo. El kirchnerismo
no se decidió por una transformación profunda que permita revertir las
injusticias pasadas, ya que optó por no modificar en nada las reformas
administrativas, institucionales y económicas de fondo que había dejado
funcionando el modelo neoliberal menemista. Se mantuvieron privatizadas áreas
productivas estratégicas y varios de los servicios públicos estatales. Continuó
el disciplinamiento social mediante la desocupación, la precarización laboral y
las prebendas. No se desterró la oligopolización de los mercados, y se expandió
la extranjerización de la Tierra. Se siguieron beneficiando las grandes
empresas exportadoras multinacionales, sobre todo las ligadas al monocultivo
sojero.
Se continuó con un Estado endeudado, dependiente de las divisas del mercado externo (cuyas estructuras neoliberales no se modificaron, y menos se garantizó la estabilidad laboral con el prometido pase a planta permanente para consolidar un Estado Nacional fuerte), empresas exportadoras fortalecidas y un mercado externo ejerciendo supremacía sobre el interno.
Se continuó con un Estado endeudado, dependiente de las divisas del mercado externo (cuyas estructuras neoliberales no se modificaron, y menos se garantizó la estabilidad laboral con el prometido pase a planta permanente para consolidar un Estado Nacional fuerte), empresas exportadoras fortalecidas y un mercado externo ejerciendo supremacía sobre el interno.
Cuando eran oposición tanto Carió, la
UCR, el PRO y el socialismo, tampoco el control de la fuga de divisas y de la
evasión fiscal parecían figurar en sus agendas. Hoy, como lo hicieron ayer,
junto a Redrado, Todos defienden la “Independencia del Banco Central”, como si
ella no fuera el principal instrumento de las políticas de recolonización del
país, emprendidas a partir de Menem-Cavallo y que en gran medida continúan
hasta hoy. Uno de los fraudes teóricos intelectuales más grandes de los últimos
decenios es la idea de que los bancos centrales no hacen política, sino que se
limitan a adoptar medidas técnicas sobre el conjunto de los mercados. ¿No
serían políticas las decisiones que afectan al bolsillo de la gente, a sus
ingresos o patrimonio? Gracias a éste fraude se secuestra uno de los grandes
instrumentos de la política económica del control social. Gracias a su
independencia de los intereses políticos de la Nación, los bancos centrales no
son prácticamente responsables de nada de lo que hagan (mayoritariamente
dependientes en el mundo, de la familia de banqueros Rothchild). Y el hecho es
que no asumen ninguna responsabilidad respecto a la crisis mundial, a las
inmensas cantidades de dinero que han inyectado en los mercados sin que nadie
sepa a dónde van, al respaldo del capital financiero internacional, la fuga de
capitales, la depreciación de nuestra moneda, todo a expensas de la economía
real, la producción nacional y las familias trabajadoras populares.
Cuarta
etapa: En manos de los Gerentes del Gobierno Global del capitalismo financiero internacional
Como vemos hoy, y
ante la entrega en bandeja de plata del Estado Nacional a los gerentes directos
de las empresas transnacionales y banqueros del viejo Dinero; nada del sistema
de opresión ha cambiado (más allá de los avances tecnológicos). Hoy no estamos
en una etapa de avance neoliberal, hoy nos encontramos en la transición a un
Nuevo Orden Mundial hegemonizado por la ortodoxia oligárquica del viejo
liberalismo financiero capitalista imperial. Lo que se agudiza es la etapa de
mayor concentración imperial del capitalismo financiero en manos de las
históricas familias banqueras anglosajonas y sionistas, en clara disputa
intercapitalista con otras potencias, pretendiendo su supremacía en un mundo
con ciertos “obstáculos” para sus planes. Como los son, para esta elite oligárquica
internacional, a saber: el problema demográfico mundial (sobra gente, escasean
recursos, y deben concentrar ganancias), o los estorbos políticos, sociales,
culturales, religiosos y hasta militares de los pueblos y naciones “soberanas”
que se resisten al sometimiento.
La gradualidad de
la que desde el inicio habló el gobierno macrista de los CEOs, no sólo nos
habla de lo paulatino de la entrega, sino también del pretendido sometimiento
al control definitivo y efectivo por parte del Imperio de nuestra economía, de
nuestro comercio, de nuestras tierras…del control efectivo de Todo nuestro
Territorio Nacional. A ello responde la Tercer Reforma del Estado, en la cual
se pretende el aniquilamiento de nuestro Estado-Nación, para control directo
absoluto del manejo de nuestras fronteras, de nuestros recursos, de nuestros
lagos, ríos, mares y nuestros hielos continentales y Antártida. Nuestro
territorio cada vez más militarizado, cada vez más intervenido, cada vez más
controlado. Ya con las primeras visitas de Obama, luego con los elogios de
Trump, la llegada del G20 y la OMC, el FMI gradualmente volvía a indicar sus
recetas de ajuste para nuestro pueblo. No es que ahora, por desorientados y
preocupados por la crisis financiera internacional (que sus mismos jefes
extranjeros provocan para acumulación de más renta de la timba financiera)
salen corriendo a pedir guita al FMI. Ya había dejado el Fondo Monetario
Internacional sus indicaciones en las inspecciones que retomaron en el año
2016, sobre los “consejos” a seguir, según el artículo IV del Convenio
Constitutivo del FMI, del cual formamos parte, ya que en estos años nunca nos
fuimos. Podemos deducir que dentro de esos “consejos” poco creativos para
sostener su sistema de usura capitalista, las unidades de negocios de Mauricio
Macri, conducidas por los Aranguren, los Brown, los Etchevere, los Caputo, etc.
(léase ministerios, de Energía, Comercio, Agroindustria, Finanzas, etc.), ya
fueron dando gestos positivos para el FMI en relación a la garantía de la
renta, apertura y libre comercio para multiplicar sus ganancias; del camino
emprendido hacia una Reforma Previsional completa, la Reforma Laboral, junto
con la Reforma del Estado, aumentos de Tarifas que benefician a empresas transnacionales
de servicios “públicos”, entre tantas penurias y ajustes para nuestras vidas. Sólo
hoy, están yendo a buscar lo que le han prometido luego de hacer bien parte de
los deberes que estamos padeciendo “gradualmente” durante estos dos años y seis
meses de gestión liberal cipaya.
Todo fue
gradualmente, y gracias a las burocracias sindicales como sociales que se
enquistan en el campo popular, para frenar y contener el descontento social;
soportamos los globitos, la revolución de la alegría, los buenos modales
hipócritas de los nenes bien asesorados por Duran Barba, la expectativa de la
lluvia de inversiones, luego el aire fresco del financiamiento externo directo
que llegaba por las tasas bajas, el negocio de la bicicleta financiera rentable
de las Lebacs…y ¡de repente la suba de las tasas de interés en EEUU! ¡Fuga de
capitales en masa del país! Primero se fueron los grandes especuladores e
inversores, más tarde los amigos empresarios del gobierno, el pago de las
Lebacs para ellos mismos…y el último que apague la luz. Con la asistencia,
ayuda y giros de capitales del BCRA, el primero en irse con “sus” dólares fue el JPMorgan, luego los dólares de los
bancos amigos; más tarde, de un día para el otro, el BCRA cierra un crédito con
el Banco de Basilea, y en menos de 48hs pide cancelar y también se lleva
capitales del país. Luego del
vencimiento para el pago de las Lebacs, un dólar superando los $30, una inflación
anual cercana al 40%, y un Tesoro Nacional con un 80% de sus supuestas reservas
endeudadas; sólo quedarán para seguir ajustando y esquilmando, los pequeños
empresarios del campo y pymes, depósitos de pequeños ahorristas, etc.; junto
con la clase trabajadora argentina y las familias precarizadas, sin empleo y
pobres del país. Pagaremos con el hambre, la pobreza, la violencia social y la
represión, la gran fiesta de estos atorrantes ladrones de guantes blancos de
ayer y de hoy.
Lo que queda en el
horizonte nos es conocido: una brutal devaluación del peso y los salarios, con alza
en los precios e inflación, cierre de fábricas y aumento de la desocupación,
tarifas impagables de servicios públicos básicos indispensables, el Estado Nacional reestructurado con más de
13.000 puestos de trabajo eliminados, tercerizados y/o provincializados sin
presupuesto. Un Estado-Nación débil, sumiso y de rodillas a los intereses
extranjeros. Nos provocan el caos y luego nos presentan la solución: toda la atención
y suplicas ahora en el FMI para que nos salve; luego de la fuga de capitales
por ellos promovida, el próximo pago de las Lebacs (que no son ni más ni menos
que deuda emitida por el BCRA y mayoritariamente por ellos compradas)…todos
ellos ganan. El FMI se hace cargo de las políticas del país, la Dea ocupa la
triple frontera, la Patagonia se militariza para saqueo de bienes naturales, y
nos siguen doliendo Santiago y Rafael; el misterio del Aras San Juan en mar
argentino cercano a nuestras Islas Malvinas que no se esclarece, Patricia Bullrrich
sigue invitando al festín a sus amigos de las agencias de inteligencia
extranjeras y ansiosa por aplicar a fondo la ley antiterrorista que le dejaron…
y nosotros una vez más en taparrabos y a
los gritos esperando que nos salve no sabemos qué “Jefe o Jefa”. ¡¡BASTA!! No
hay espacio para propuestas y desgaste en más de lo mismo, cuando está
directamente en juego nuestras vidas, las de nuestras familias, y el futuro del
país. No hay 2019 sino aparecen hoy las conducciones y organizaciones que vayan
pariendo las luchas concretas, y convoquen a la Coordinación efectiva para
combatir sin especulaciones electoralistas al enemigo que avanza.
-
“Cuando la Patria está en
riesgo, todo está permitido menos no defenderla” –
General San Martín
Como base seguimos sosteniendo las
consignas de la CGT de los Argentinos, que ya por 1968 exigía: La propiedad
sólo debe existir en función social; Las y los Trabajadores, auténticos
creadores del patrimonio nacional, tenemos derecho a intervenir no sólo en la
producción, sino también en la administración de las empresas y en la
distribución de los bienes; Los sectores básicos y estratégicos de la economía
pertenecen a la Nación: el comercio exterior, los bancos, el petróleo, la
electricidad, la siderurgia, los frigoríficos, los minerales y el agua, deben
ser nacionalizados; los Compromisos financieros firmados a espaldas del pueblo
no deben ser reconocidos; Los monopolios deben ser expulsados sin compensación
de ninguna especie; Sólo una Reforma Agraria, con las medidas legales que ello
requiera, puede efectivizar el postulado de que la Tierra es de quien la Trabaja;
rescatando algunos de los 21 puntos de la Multisectorial que se va desplegando
en todo el país.
Desde CONVOCATORIA SEGUNDA
INDEPENDENCIA entendemos que jamás habrá solución alguna dentro de las estructuras
del sistema Capitalista. No es posible
igualdad, ni justicia Social en el Capitalismo. Y en tal sentido reivindicamos
el Socialismo como objetivo a construir, aún con las particularidades
nacionales que eventualmente sean necesarias, como se viene intentando en otros
países hermanos latinoamericanos.
Sin embargo, más allá de ratificar
estos principios, consideramos que es necesario que las organizaciones
sindicales y movimientos políticos del campo popular convoquen a un debate
nacional a realizarse en los sindicatos, organizaciones barriales y de
desocupados, en las universidades y en los lugares de vivienda y trabajo, no
sólo para repudiar la deuda externa ilegítima y fraudulenta, sino para discutir
y acordar las bases de las medidas que el país necesita para felicidad de su
Pueblo y de su SEGUNDA Y DEFINITA INDEPENDENCIA.
PARA NO VIVIR PAGANDO Y MORIR
DEBIENDO,
NO AL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA
FRAUDULENTA, ILEGAL E ILEGÍTIMA
DEROGACIÓN DE LA CARTA ORGÁNICA
DEL BANCO CENTRAL
NO AL FMI INTERVINIENDO EN LA
SOBERANÍA ARGENTINA
CONVOCATORIA POR LA LIBERACIÓN
NACIONAL Y SOCIAL
SEGUNDA INDEPENDENCIA
“Es deuda odiosa aquella
contraída y utilizada contra los intereses de los ciudadanos de un país. Dicha
deuda es ilegítima, por lo tanto no es exigible y no tiene por qué ser pagada
por los ciudadanos de ese país, a lo sumo podría ser considerada deuda personal
de quienes las contrajeron y/o convalidaron.”
(Principio
aplicado por el General San Martín, en Lima, siendo Protector de la Libertad
del Perú)
[7] “La causa Olmos y un
fallo contra la deuda externa de la dictadura”/Gaceta digital “El Historiador”/
Director Gral. y Editor responsable: Felipe Pigna
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