Para nosotras y
nosotros, militantes de Convocatoria por la Liberación Nacional y
Social-Segunda Independencia, el compañero revolucionario John William Cooke,
es guía y sus pensamientos son material de lectura en los talleres de formación
política; es un ejemplo de entrega y militancia para nosotros. El Bebe siempre está
en nuestras conciencias indicando el rumbo para no desviarnos del camino por la
Liberación Nacional y Social en Argentina, y para toda la Patria Grande. Una Liberación
Nacional que va de la mano de la Revolución Social; ejemplo militante
antimperialista y anticapitalista, encuadrado en una identidad política
nacional de su tiempo; bandera del Nacionalismo Popular Revolucionario
argentino.
Queremos compartir, mas
allá de agradecer a la Agrupación “Juana Azurduy”, el rescate de su biografía
por parte del autor y el esfuerzo de la editorial, ciertos conceptos necesarios
para comprendernos ante nuestras diferencias ideológicas, y compartir a su vez el
pensamiento del compañero y camarada Cooke. En ese sentido comenzar diciendo
que esta es una tarea imprescindible para la Descolonización de nuestras ideas,
que es avasallada permanentemente por la Ideología dominante del liberalismo
capitalista hegemónico global.
Para empezar entendemos
a la Política como una acción de
servicio a los intereses emancipatorios de nuestro Pueblo; como un acto noble,
sagrado, de entrega en la resolución de las causas de los conflictos que la
opresión genera, y así poder alcanzar la felicidad colectiva. El Bebe fue uno
de los tantos que nuestro Pueblo ha parido para esa tarea; y Cooke ha entregado
su vida a ello.
Con solo 25 años de
edad, más allá de su cargo de diputado nacional, Cooke rápidamente, cuando
ocurre el golpe de Estado de 1955, con criterio propio, proveniente de otra
orientación política, se asume como militante orgánico en el centralismo democrático
del Movimiento peronista. Rápidamente y sin dudar sobre su deber en la defensa
de los intereses del pueblo, conforma la dirección de los Comandos en Lucha en
Capital Federal, que él mismo crea. A partir de su decisión de armarse y enfrentar
a la dictadura del ´55, mientras otros vacilaron, se escondieron, huyeron o
peor aún negociaron, Cooke comenzará desde el primer momento a ser, de hecho,
un importante dirigente de la Resistencia Peronista. En pleno trabajo
clandestino contra la dictadura, Cooke alerta en sus cartas a Perón de las
traiciones y las burocracias enquistadas en las direcciones del Movimiento
Peronista, y sobre todo en el Partido.
Su conducta obliga a Perón a ponerlo
al frente de la Resistencia; voluntad que expresa en su famosa carta, en la que
dice: “…autorizo al compañero doctor Don
John William Cooke, actualmente preso por cumplir con su deber de peronista,
para que asuma mi representación en todo acto o acción política. En este
concepto su decisión será mi decisión y su palabra la mía. En él reconozco al
único jefe que tiene mi mandato para presidir a la totalidad de las fuerzas peronistas
organizadas en el país y en el extranjero y sus decisiones tienen el mismo
valor que las mías. En caso de fallecimiento, delego en el doctor don John
William Cooke el mando del movimiento.”
Cuando la historia,
frente a hechos difíciles, le exigió una definición de qué lado estar, no dudó en
ponerse al frente y servir a la voluntad emancipadora y de liberación del
Pueblo Trabajador; y todo el tiempo con
la claridad en el concepto de Poder,
como fuerza realizadora popular, tan necesario para cualquier opción
revolucionaria. Cooke centraba sus fuerzas constantemente en liberar el poder
popular hacia la toma de las instituciones en manos de la elite dominante. Así,
también hoy, concebimos nuestra tarea revolucionaria principal, en construir
organización política hacia la toma de las instituciones que se encuentran en
manos enemigas, a través del Poder del Pueblo sublevado.
Cooke entenderá a la
clase Trabajadora necesariamente protagónica en la conducción del Movimiento,
para romper con las burocracias que intentan sus beneficios personales, asfixiando
y matando la voluntad del Pueblo. Por
ello, muchos años antes de la vuelta de Perón, él ya estaba enfrentando a la burocracia
sindical y del partido, discutiendo fuertemente con Perón respecto de la
limpieza necesaria en las conducciones del Movimiento, y optando por organizar
políticamente a los oprimidos para combatir las traiciones y la entrega interna
y foránea; y así poder inclinar la balanza a favor de la clase trabajadora
dentro de él.
Esos
enfrentamientos, le cuestan a Cooke el
alejamiento y ostracismo, así como mas tarde le cuesta la vida a su compañera,
Alicia Eguren (que contundentemente en su carta a Perón del año 1971 denuncia y
expresa su enfrentamiento a dichas burocracias); ambos nuevamente definen
continuar a pesar de la cárcel y la persecución su lucha internacionalista por
la liberación del continente en Cuba. Nuevamente, allí, ya en los años ´60,
optarán por la lucha armada en defensa de la Revolución, contra el intento de
desembarco norteamericano en la isla.
No hay espacio para
libres interpretaciones del Bebe y de Alicia. Cooke ha dejado todo escrito para
que las futuras generaciones de revolucionarios tengan básicamente lo necesario
para no detener la disputa, ni desviarse del objetivo: “Construir la vanguardia de la
revolución para realizar la insurrección popular, por un método, por otro, o
por varios combinados. Pero lo fundamental es tener cuadros, y muchos cuadros,
porque en la lucha se necesitará mucha gente, segura, disciplinada y con
experiencia, que es lo que todos vamos adquiriendo. No hay que tener temor de
decirle las verdades al pueblo, y debemos destruir el terrorismo ideológico que
pretenden imponernos nuestros enemigos, así como la pasividad y el pacifismo de
nuestros aliados en la lucha contra el imperialismo…Si es una guerra librada
contra el régimen, no podemos contar con los que combaten “dentro” del régimen.
Combatimos contra el sistema y no contra una de sus variantes…No hay política nacionalista
sino bajo la conducción de la clase trabajadora, que movilice la voluntad
nacional tras la empresa revolucionaria de cambiar el orden social existente y
asegurar sus bases mediante el desarrollo independiente, hasta desplazar del
poder a las clases dominantes, la toma del poder por los trabajadores y la
construcción nueva.”
Todo fue dicho, por más
que algunos por décadas han querido silenciar, desaparecer, o como en los
últimos años kirchneristas, trasvestir la historia y usufructuarla para
beneficio propio. La frase de Alicia Eguren en su carta al General, sentencia con claridad, ya por los años ´70,
el futuro del Movimiento peronista ante la posible, y luego verificada,
victoria de los sectores pro-capitalistas y cipayos del Imperio, frente a las
fuerzas revolucionarias dentro del Movimiento: “Hay un peronismo integrado,
burgués, proimperialista, minoritario pero con la fuerza de los aparatos
integrados al sistema. Un peronismo revolucionario,
en desarrollo, al cual se suman nuevas generaciones de muchachos y muchachas
que se acercan al movimiento por su identificación fundamental con la lucha del
movimiento obrero, contra el sistema y contra sus burocracias…En sus manos esta
acelerar el proceso revolucionario en el país y en el Continente, o troncarlo y
desviarlo y multiplicar sus dificultades…Considere, General que mi lealtad, que
ha sido jamás enturbiada, es la lealtad a la revolución. Por ella combatirá un
Pueblo.”
Por ello Cooke, dentro
del Movimiento Nacionalista, que adopta como identidad política, como buen antiimperialista
que fue, entiende que el Peronismo no es solo un Partido o herramienta
electoralista al cual se ingresa por afiliación burocrática para delegar la
tarea política; sino que es la propia experiencia del pueblo, en una
determinada etapa histórica, y que la tarea no solo es acompañarla sino
conducirla hacia la necesaria opción revolucionaria. A su vez, será muy duro
con las izquierdas eurocentricas alejadas de las experiencias de su pueblo,
será muy duro con los reformitas de construcciones de grupos y no de masas, así
como de los situacioncitas que solo identifican el aquí y ahora, con una
inorganicidad que multiplica la impotencia mentirosamente basista, y que sólo
(como lo indica en “Malestar en las Bases” en su libro “Apuntes para la
Militancia”, que para nosotros es un librito de cabecera básico) son poleas de
transmisión de la confusión generalizada que el propio sistema liberal
capitalista dominante necesita para continuar con su opresión.
Ya Cooke, como Alicia,
presagiaban el futuro del Peronismo al ser derrotadas las fuerzas
revolucionarias dentro de él. La decisión de Perón en su retorno por silenciar
las rebeldías, y luego el golpe del ´76, vinieron a inclinar la balanza para
que la conducción del más grande movimiento de liberación nacional en América
Latina, junto con su Partido, quedaran en manos enemigas y sea hoy un
interlocutor más del imperio del capital concentrado liberal mundial. Por ello nos indigna, a esta altura, luego de
tanta sangre derramada, tantas vidas entregadas a la revolución argentina, y
para el continente, que en nombre de estas banderas se haya enmascarado en
estos últimos doce años nuevamente la entrega del patrimonio nacional (mas allá
de las buenas y abnegadas intenciones de tanta militancia), se haya
profundizado la dependencia económica capitalista y nos hayan dejado en manos
del liberalismo financiero empresarial internacional. No hay opción dentro de
los partidos del sistema, y menos dentro del Partido Justicialista. Cualquier
excusa de disputa interna hacia esos lados, nuevamente es una gran mentira, y
sobre todo una afrenta a la memoria de las y los revolucionarios que ya nos
alertaban sobre ello, con la única autoridad moral de haberla combatido, dentro
de la propia experiencia popular.
Por ello nuestra
organización política, se reconoce en la experiencia popular del Nacionalismo
Revolucionario, y tiene como método de análisis y guía de construcción, en este
sistema capitalista de acumulación de ganancias y riquezas, al
marxismo-leninismo; y comprende por qué Cooke a su vuelta de Cuba vuelve a
intentar nuevamente retomar la construcción política revolucionaria dentro del
Movimiento Nacional Peronista para dar esa batalla, y así no desprender y
alejar a la vanguardia de las masas populares, y menos dejar en orfandad a la
clase trabajadora, sin su propia practica y experiencia de lucha por la Liberación
Nacional junto a su Pueblo.
En Cooke mismo, en su
hacer, decir y pensar, se encuentra la síntesis superadora del propio
movimiento peronista, de la lucha de clases en el movimiento nacional, de la
necesaria construcción política para la Defensa de la Nación, y en la necesaria
opción revolucionaria para todo ello. Cooke no era anarquista, ni autonomista,
ni basista, ni horizontalista, ni indigenista o ecologista (y a la vez su pensamiento
incluía varios de estos valores y principios), y menos incentivaría en este
siglo la desorganización e individualismo de autoconvocatorias por meros “derechos
individuales”. Los derechos de las mujeres no los pensaba escindidos de la
lucha de clase, y junto a su compañera peleaban a la par entendiendo que dentro
de los oprimidos la Mujer es la más oprimida en el sistema capitalista a
combatir (que antes que nada el problema es de clase y no de género). No creía
en recetas importadas por sobre la propia experiencia Nacional de su Pueblo. Era
un revolucionario orgánico al centralismo democrático de su organización, y con
criterio propio para el debate y la discusión. Era un militante nacionalista
revolucionario que estaba convencido de terminar con la división de clases, y
luchaba por el Socialismo para su Pueblo.
Aquí nos encontramos
varias organizaciones de luchadoras y luchadores que conocemos bien el
sufrimiento de nuestro Pueblo, porque militamos codo a codo cotidianamente para
organizar el descontento y la bronca. Tenemos varios años ya de experiencia de
lucha en las calles. Tenemos el mandato por construir, como el Bebe nos
indicaría, no cualquier unidad, sino la Unidad de las y los que estamos
decididos por subvertir este orden impuesto; poder priorizar la voluntad de
nuestro Pueblo por sobre nuestras particularidades, y decidirnos a construir
los consensos hacia un Frente de Liberación Nacional y Social, es la tarea que
se nos impone. Con meno de ello no se conformará nuestro Pueblo.
Llevar con dignidad las
banderas de Cooke, de Alicia y de miles de militantes que dieron su vida por un
proyecto revolucionario hacia la Patria Socialista, no es tarea fácil, nunca lo
fue, y menos en este reducido y concentrado mundo en guerra imperial, frívolo,
liberal e individualista; pero el intento lo vale. Por ellos no podemos
detenernos, por más que nos tienten con atajos electoralistas y/o con
tremendismos golpistas, entendiendo que hay que dar la disputa en todos los
frentes pero sin desviar el objetivo final. Confiamos en el poder de nuestro Pueblo,
es hora de decidirnos a dar un cauce organizativo al torrente que derribe los
muros instituidos, y levante una nueva sociedad que avance hacia su felicidad
en libertad.
Enero 2017
Material realizado en
base a la ponencia de la compañera de la Conducción Nacional de
Convocatoria-Segunda Independencia, Carina Maloberti.
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