“La soberanía de un pueblo no se discute, se defiende con
las armas en la mano”(Augusto
C.Sandino)
La ocupación de las islas Malvinas por parte del Imperio
Británico es uno de los pocos resabios coloniales que quedan en el mundo,
comparable a la ocupación de Guantánamo en Cuba y de Puerto Rico por parte de
los yanquis; del territorio de la República Saharaui a menos de la corona
marroquí; del los territorios vascos ocupados por España y Francia; y de la
tierra palestina por parte de Israel; entre otros.
Su recuperación como parte del territorio argentino es un
legítimo derecho de nuestro pueblo.
Las clases dominantes locales han hecho de esa sentida
reivindicación una consigna vacía a la que recurrieron varias veces con fines
que nada tienen que ver con los intereses populares.
La ocupación de las Malvinas en 1982 fue una maniobra urdida
por la cúpula militar encabezada por Leopoldo Galtieri con el fin de obtener
legitimidad interna frente a las crecientes protestas populares contra la
dictadura.
Vale recordar que el 30 de marzo de 1982, dos días antes del
2 de abril, miles de trabajadores fueron detenidos, centenares heridos y uno
muerto, durante protestas contra la dictadura.
El ejército del capitalismo exhibió entonces impericia
técnica por parte de unas fuerzas armadas creadas y entrenadas para combatir
contra el enemigo interno, esto es, contra el pueblo argentino.
Esto ayudó a consumar una derrota que sufrieron
especialmente los conscriptos enviados al frente de batalla sin los elementos
ni el entrenamiento adecuado.
Cada uno de esos jóvenes merece el respeto y homenaje de
todo nuestro pueblo, ya que cayeron defendiendo una parte de nuestra Patria, a
diferencia de algunos de los más conocidos exponentes de los dictadores, como
el capitán Alfredo Astiz que se rindió sin combatir.
Luego, desde 1983, la verborragia de Alfonsín, los
ositos de peluche que el canciller de Menem les mandaba a los habitantes
ingleses de las islas, y el discurso hipócrita del gobierno de Cristina
Kirchner, y hoy la repugnante intimidad en la complicidad con el imperio del
macrismo volviendo a las relaciones carnales; discursos vacíos alusivos
al patriotismo, ocultando sus verdaderos intereses, mientras desde el gobierno se entregaron y se siguen entregando los recursos naturales
argentinos, soberanía nacional, y se abren las puertas a la voracidad de las grandes empresas multinacionales y de corporaciones locales que no solamente se apropiaron del patrimonio territorial de nuestro pueblo, sino que lo fueron degradando con la contaminación y el saqueo constante al que es sometido.
Desde esa óptica, sostenemos que cualquier recuperación
territorial de nuestros territorios usurpados en el Atlántico Sur, debe formar
parte de la recuperación de todos los recursos, todas las riquezas y todos los
resortes del poder por parte del pueblo y sus organizaciones políticas y
sociales.
El anti-imperialismo no puede entenderse como una formalidad
discursiva.
Las recientes quejas de oficialistas a raíz de la
explotación de los recursos naturales de las islas, se contradicen con la
sociedad entre el gobierno y grandes grupos económicos
El capitalismo liberal mundial, en manos del SupraEstado del
Dinero, no sabe de “cuestiones nacionales” sino de poder económico, de
ganancias y de explotación.
En el capitalismo liberal imperial, las mayorías están
sometidas a las minorías enriquecidas por el trabajo ajeno, gracias a la
colonización cultural e ideológica de la clase dominante. No hay “capitalismo
salvaje” o "capitalismo humanizado", una contraparte democrática o
moderada: todo capitalismo es salvajemente competitivo, nihilista y asesino.
La aspiración del Pueblo es recuperar las Malvinas y demás
islas del Atlántico Sur para ponerlas, como al resto del territorio argentino,
al servicio de sus propios intereses y no de explotadores que pueden hablar en
inglés o en castellano, pero que comparten su vocación criminal al explotar a
millones para satisfacer a unos pocos.
La recuperación de las Malvinas es una de las banderas
inegociables del Pueblo argentino, un territorio geopolíticamente indispensable
para la liberación de nuestra Patria Grande, y una extensión de nuestra
historia que duele y nos obliga a la Acción y la Organización para no
olvidarlas, recuperarlas de su cautiverio y volverlas a traer a casa.
CONVOCATORIA – SEGUNDA INDEPENDENCIA – 2/4/2016
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