martes, 7 de julio de 2015

Ponencia, en el II FORO por la PAZ de COLOMBIA, en el Panel: Trabajadores/as por la paz con Justicia Social

Como integrante del Consejo Directivo Nacional de la Asociación Trabajadores del Estado agradezco la invitación a participar de las ponencias en el II Foro por la paz de Colombia. Integro también una organización  política: CONVOCATORIA-SEGUNDA INDEPENDENCIA;  una organización que intenta, hace siete años en mi país, poder volver a rearmar una estructura de formación de cuadros, rescatando las mejores experiencia por la Liberación Nacional y Social; experiencias  tanto del Nacionalismo popular revolucionario como del Marxismo-Leninismo. Rescatamos los principios de los Movimientos de Liberación Nacional y del Sindicalismo de Liberación de mi país y del continente; por ello nos definimos como anti-imperialistas, anti-capitalistas y anti-colonialistas. Con dichas corrientes nos conectamos con toda la historia de la resistencia, desde nuestros pueblos originarios hasta hoy. Es necesario remarcar de dónde venimos para entender las responsabilidades que hoy debemos asumir, y el rol protagónico al que estamos convocados las y los trabajadores para la construcción y la conquista de la paz, no solo para COLOMBIA, sino para toda nuestra Patria Grande.




Nuestras compañeras y compañeros luchadores de la década del ´70 peleaban en otro contexto de equilibrio de poder global. Aquella bipolaridad mundial donde podíamos optar tanto por el capitalismo o el comunismo, y poder tener a la Unión Soviética como faro  para la construcción  de la liberación social en nuestro continente;  hoy en día, después de la caída del muro, no contamos más con ella. Este mundo de hoy, un mundo  unipolar, con el avance de la tiranía de la supremacía liberal del Supra Estado del Dinero  (lo neo  lo entendemos  como un aditivo tecnológico que irrumpió en la modernidad para favorecer a la globalización del capital financiero; pero no deja de ser ni más ni menos que las viejas consignas liberales  y las formas de vidas liberales que unas pocas familias de la oligarquía financiera internacional quieren imponer a los pueblos del mundo), hemos quedado huérfanos de organizaciones internacionales para fortalecer nuestras resistencias y herramientas sindicales. Los trabajadores  y trabajadoras de hoy (activistas, representativos, comprometidos con la transformación a favor de nuestros pueblos); vemos como un flagelo angustiante la falta de organización clasista y socialista internacional, que contenga y proyecte mundialmente nuestros anhelos de liberación nacional y social. Nuestros pueblos están combatiendo directamente cara a cara contra el Supra Estado del Dinero, donde 9 familias, representan solo el 1% que concentra las riquezas  de más de la mitad del planeta, se imponen y dominan las decisiones políticas de los Estados-Nación, que en algunos pocos casos apenas logran contrarrestar los embates. Pero son nuestros pueblos los que directamente están padeciendo y resistiendo  en esta pelea desigual, cara a cara. En ese contexto, entonces, identificando a nuestros enemigos principales  como ese capitalismo financiero parasitario, ya ni siquiera productivo,  en su nivel más alto de desarrollo, que es el Imperialismo; es que en  nuestra región imponen su colonización liberal  sobre nuestras estructuras políticas, sociales y sindicales. Esa colonización  cultural y política de nuestras herramientas de lucha, impide la superación y multiplicación de nuestras fuerzas en esta nueva etapa. Nos imponen su forma de vida a través de nuestras propias instituciones. Estamos en un contexto de dominación donde nos vemos, una vez más, en el teatro de operaciones de la vieja guerra, pero con el desafío de nuevas batallas que debemos librar.

Vuelve a tener una importancia geopolítica, en el despliegue liberal, capitalista imperial, proponiéndonos enfrentamientos, con metodologías de la guerra de cuarta generación para nuestros territorios, otra vez la insularidad  de nuestra  América del Sur. Los compañeros y compañeras de Centro América y el Caribe  nos pueden contar lo que significa padecer ese avance territorial, de las fuerzas imperiales, sobre sus soberanías  para disponer a sus antojos de los suelos, el agua, los minerales, las vidas humanas; para la infraestructura que el comercio libre despliega, sin importarle absolutamente nada más que la acumulación  de riquezas y poder mundial. Sigue vigente la disputa sobre el Pacifico, y necesitan nuestra insularidad de conexión con el Atlántico, de nuestros recursos naturales y territorios como bases militares. Se intensifica,  en nuestro continente, la disputa intercapitalista, entre el bloque de EEUU, UE e Israel vs China y Rusia.
Aquí es donde, compañeras y compañeros, nos urge  COLOMBIA. Sabemos todos, que el pueblo de COLOMBIA  no sólo ha resistido, sino que ha avanzado. Hoy las organizaciones políticas y sociales en COLOMBIA han alcanzado un grado de masividad que refuerza sus objetivos revolucionarios, junto con la solidaridad internacional. Colombia nos necesita porque nosotros necesitamos a Colombia. Si Colombia no resiste y no alcanza a afianzar y masificar sus principios de liberación y de paz con justicia social, el enemigo avanzará en doblegar las fuerzas populares en Colombia para continuar hacia el sur y profundizar la dominación de todo el continente. Del destino de Colombia depende Venezuela, depende Ecuador, depende Boliva, depende el Pueblo resistente paraguayo; depende toda la América Latina profunda y el Caribe. Por eso no solo nos solidarizamos y asumimos la responsabilidad de militar la solidaridad internacionalista, que todo revolucionario y revolucionaria,  y  toda trabajadora  y trabajador organizado, debe practicar cotidianamente; sino que, a parte, debemos comprometernos en la construcción y conquista de nuestras herramientas organizativas para ponerlas al servicio de este desafío. No son horas (mas allá que muchos entendemos que nunca lo es) de progresismos en los gobiernos nacionales. Son tiempos de compromisos claros y diseños de estrategias populares de poder, no sectarias, hacia proyectos políticos socialistas latinoamericanos, que enfrenten la colonización liberal norteamericana y europea en nuestras tierras. Entendemos que la única década ganada última en nuestro país, ha sido desde el ´95 hasta el 2005. Una década en la que le dijimos BASTA al neoliberalismo y que hechamos al ALCA de nuestras latitudes. Durante esos años el grado de participación, lucha y organización popular y conciencia de clase, posibilitó que el Pueblo irrumpiera, que sacara a patadas a los cómplices políticos de las elites locales al servicio del capital externo. Pero a su vez hay que decir, que luego hemos entrado en un franco y lento retroceso que nos encuentra hoy nuevamente pagando la ilegal e ilegitima deuda externa, y nuevamente dependiendo de sus dadivas; y siguen avanzando los Tratados bilaterales de Libre Comercio (como en el caso de los TISA, trataos de libre comercio de Servicios). Nuevamente vemos entregándonos a la Patria Contratista en los acuerdos mineros, petroleros, pesqueros, en el patentamiento de nuestras semillas, en la perdida de agua dulce potable y en la expulsión y precarización de las familias rurales por la expansión del modelo sojero. Sigue nuestra gente hacinándose en la periferia de las grandes ciudades buscando trabajo, y no hay ninguna industria nacional que pueda brindar la seguridad y tranquilidad social de un proyecto de inclusión y paz tan soñado y deseado. Tenemos bien en claro que no podremos remontar este retroceso sino es con la unidad latinoamericana de nuestros pueblos; por ello insistimos en centrar todos los esfuerzos en Colombia, y entender que Colombia  necesita la paz porque nuestro continente necesita la Liberación.

Respecto a nuestro frente de lucha, en el que nos toca comprometernos, que es el Sindical, debemos reflexionar respecto de errores, o derrotas que hemos tenido, por no prever el avance del enemigo en este frente de masas. En nuestro caso, en Argentina, la Central Sindical a la que pertenezco, la CTA, en el año 2008 renunció a una bandera,  que compartía desde su fundación junto con otras centrales de la región, como la PIT-CNT uruguaya, en relación a su autonomía respecto de las Centrales sindicales internacionales de la derecha y la social-democracia (la CIOLS y la CLAT). En aquel año la CTA en su Congreso Nacional (allí todavía estaban juntas ambas CTA) solo un 25% de las y los trabajadores votamos en contra de ingresar a la CSI; esto ocurrió porque deliberadamente las conducciones no informaron de qué se trataba, y lo que implicaba dicho renunciamiento a la autonomía sindical internacional. Sólo se nombraba los beneficios de ser parte de una mayoría junto con el sindicalismo que históricamente denunciamos como pro-patronal y funcional al capital concentrado. Allí perdimos autonomía para definir nuestras políticas nacionales y regionales como trabajadores (sin injerencia de los patrones, de los partidos políticos, ni de los Estados). Perdimos tiempo de fortalecimiento de las herramientas de organización de las mayorías populares, y para nosotros en América Latina cada minuto que resistimos desprotegidos de nuestros escudos defensivos, sin organización solida de resistencia y lucha, significa vidas y esperanza por conquistar un mundo más justo a favor de los que menos tienen y más lo necesitan.


Hoy el II Foro por la paz en Colombia nos interpela en este sentido, y nos convoca unificar las propuestas para  avanzar y reparar los errores de ayer; o bien unificar fuerzas para alcanzar los objetivos de hoy. Para ello debemos involucrar a todo el activismo sindical, a la mayor cantidad de agrupaciones  sindicales, de  trabajadoras y trabajadores organizados en el continente, para  poder recuperar la iniciativa y levantar una organización sindical latinoamericana con el objetivo de la formación y visibilización de las mejores experiencias de lucha y resistencia regional. Una Coordinación Sindical Latinoamericana que tenga autonomía de las centrales sindicales colonizadas y dirigidas por el enemigo. Esta propuesta no es nueva, y tiene historia en los anhelos del Sindicalismo de Liberación en  nuestro continente.
Frente al capitalismo financiero parasitario,  en su nivel de mayor poder, que es el Imperialismo, y el colonialismo avanzando con sus ideas liberales en todo el continente; lo que los trabajadores y trabajadoras estamos llamados a hacer el mayor esfuerzo posible por unir nuestras fuerzas, haciendo centro en Colombia. Porque no habrá paz en Colombia sin justicia social, para construir la paz para nuestra Patria Grande. Pero sobre todo levantar una herramienta sindical latinoamericana por la paz en Colombia, para pasar del reclamo por justicia social, y salir a las calles y tomar en nuestras manos la construcción de la fuerza necesaria para ejercer la justicia popular. Debemos llevar al seno de nuestros sindicatos, a sus cuerpos de delegados, a las asambleas de trabajadores, esta propuesta y compartirla con el resto de las organizaciones populares.
Por último, y en este mismo sentido, quiero resaltar el rol importante en esta construcción que las mujeres trabajadoras asumimos, y debemos encarar, en relación a la tarea contra el capitalismo, el imperialismo y el colonialismo. Tenemos un rol estratégico respecto de la producción y la reproducción  cultural y material de ese socialismo latinoamericano que necesitamos en el continente. Las mujeres revolucionarias, que asumimos la construcción  de estas instancias clasistas en los frentes de masas, estamos alistadas  a este desafío por la construcción y la conquista de la paz en Colombia, porque en este objetivo reconocemos nuestra propia Liberación. Entendemos que nuestros problemas de género son, antes que nada, un problema de clase. Para nosotras, las compañeras y compañeros que militamos  esta propuesta hacia el socialismo en América Latina y el Caribe, contra el capitalismo, contra el patriarcado, contra el liberalismo, sabemos que nos unen,  a nuestros compañeros, éste rol de género que implica el desafío de organizarnos, formarnos y comprometernos con la producción y reproducción cultural  anti-hegemónica. Asumimos el cuidado, preservación, la producción y reproducción material de nuestra cultura latinoamericana, con el objetivo siempre presente por la conquista de otro modelo de vida comunitario; que nada tiene que ver con la propiedad privada, el patriarcado y un Estado al servicio de las elites locales e internacionales. Lo quería resaltar porque el liberalismo está avanzando sobre nuestras consignas, se filtra en nuestras luchas y termina desviándonos del objetivo final por el cual dejamos girones de nuestras vidas. Se monta sobre nuestras luchas, que son justas y genuinas, para desviarnos a reclamos por derechos individuales, que acumulan en el ideario colectivo, diseñado para ser contenidos en la forma de vida liberal y capitalista. Nosotras, como mujeres trabajadoras y del Pueblo, entendemos que la organización que debemos levantar, debe hacer centro en la construcción y conquista de la paz en Colombia para la liberación del continente;  y que no debe desviarse de la lucha por los derechos colectivos y comunitarios que nos asisten como Pueblos Libres que somos. Debe visibilizar y fortalecer las experiencias comunitarias y de lucha por nuestros derechos colectivos.

Por ello, este llamamiento a construir esa herramienta Latinoamericana Sindical para la construcción y conquista por la paz en Colombia, con fuerte protagonismo de la mujer trabajadora, y la mayor unidad posible para alcanzar la Justicia Social y Popular en el continente.   

Ponencia de la compañera Carina Maloberti, del Consejo Directivo Nacional de la Asociación Trabajadores del Estado, y miembro de la Mesa Ejecutiva de Convocatoria-Segunda Independencia

MONTEVIDEO- URUGUAY - 7 DE JUNIO 2015